Las Celulas Y Sus Funciones
Cada una de los 100 billones
de células de un ser humano es
una estructura viva que puede
sobrevivir durante meses o
incluso muchos años, siempre
que los líquidos de su entorno
contengan los nutrientes
apropiados. Para entender la
función de los órganos y otras estructuras del organismo es
esencial conocer la organización básica de la célula y las funciones
de sus componentes.
Organización de la célula.
se muestra una célula típica, tal como se ve en
el microscopio óptico. Sus dos partes más importantes son el
núcleo y el citoplasma, que están separados entre sí por una
membrana nuclear, mientras que el citoplasma está separado de
los líquidos circundantes por una membrana celular que también
se conoce como membrana plasmática.
Las diferentes sustancias que componen la célula se conocen
colectivamente como protoplasma. El protoplasma está compuesto
principalmente por cinco sustancias: agua, electrólitos,
proteínas, lípidos e hidratos de carbono.
Agua. El principal medio líquido de la célula es el agua,
que está presente en la mayoría de las células, excepto en los
adipocitos, en una concentración del 70-85%. Muchos de
los componentes químicos de la célula están disueltos en el
agua, mientras que otros están en suspensión como micropartículas
sólidas. Las reacciones químicas tienen lugar entre
los productos químicos disueltos o en las superficies de las
partículas en suspensión o de las membranas.
Iones. Algunos de los iones importantes de la célula son
el potasio, el magnesio, el fosfato, el sulfato, el bicarbonato y
cantidades más pequeñas de sodio, cloruro y calcio. En el
que se plantean las interrelaciones entre los líquidos intracelular
y extracelular.
Los iones son los productos químicos inorgánicos de las
reacciones celulares y son necesarios para el funcionamiento
de algunos de los mecanismos de control celulares. Por ejemplo,
los iones que actúan en la membrana celular son necesarios para la transmisión de los impulsos electroquímicos en
el músculo y las fibras nerviosas.
Proteínas. Después del agua, las sustancias más abundantes
en la mayoría de las células son las proteínas, que normalmente
constituyen entre el 10 y el 20% de la masa celular. Son
de dos tipos, proteínas estructurales y proteínas funcionales.
Las proteínas estructurales están presentes en la célula
principalmente en forma de filamentos largos que son polímeros
de muchas moléculas proteicas individuales. Un
uso importante de este tipo de filamentos intracelulares es
la formación de microtúbulos que proporcionan los «citoesqueletos»
de orgánulos celulares como los cilios, axones
nerviosos, husos mitóticos de las células en mitosis y masas
arremolinadas de túbulos filamentosos finos que mantienen
unidas las partes del citoplasma y nucleoplasma en sus compartimientos
respectivos. En el compartimiento extracelular,
las proteínas fibrilares se encuentran especialmente en las
fibras de colágeno y elastina del tejido conjuntivo y en las paredes
de los vasos sanguíneos, tendones, ligamentos, etc.
Las proteínas funcionales son un tipo de proteína totalmente
diferente, compuesto habitualmente por combinaciones
de pocas moléculas en un formato tubular-globular.
Estas proteínas son principalmente las enzimas de la célula y,
al contrario de las proteínas fibrilares, a menudo son móviles
dentro del líquido celular. Además, muchas de ellas están
adheridas a las estructuras membranosas dentro de la célula.
Las enzimas entran en contacto directo con otras sustancias
del líquido celular y, por tanto, catalizan reacciones químicas
intracelulares específicas. Por ejemplo, todas las reacciones
químicas que dividen la glucosa en sus componentes y después
los combinan con el oxígeno para formar dióxido de
carbono y agua, mientras se proporciona simultáneamente energía para las funciones celulares, están catalizadas por
una serie de enzimas proteicas.
Lípidos. Los lípidos son varios tipos de sustancias que se
agrupan porque tienen una propiedad común de ser solubles
en disolventes grasos. Lípidos especialmente importantes son
los fosfolípidos y el colesterol, que juntos suponen sólo el 2% de
la masa total de la célula. Su importancia radica en que, al ser
principalmente insolubles en agua, se usan para formar las barreras
de la membrana celular y de la membrana intracelular que
separan los distintos compartimientos celulares.
Además de los fosfolípidos y el colesterol, algunas células
contienen grandes cantidades de triglicéridos, que también
se conocen como grasas neutras. En los adipocitos los triglicéridos
suponen hasta el 95% de la masa celular. La grasa
almacenada en estas células representa el principal almacén
del organismo de nutrientes energéticos que después se pueden
disolver y usarse para proporcionar energía siempre que
el organismo la necesite.
Hidratos de carbono. Los hidratos de carbono tienen
escasas funciones estructurales en la célula, salvo porque
forman parte de las moléculas glucoproteicas, pero sí tienen
un papel muy importante en la nutrición celular. La mayoría
de las células del ser humano no mantienen grandes reservas
de hidratos de carbono, con una media que suele suponer el
1% de su masa total, que puede aumentar hasta el 3% en las
células musculares e incluso hasta el 6% en los hepatocitos.
No obstante, los hidratos de carbono siempre están presentes
en forma de glucosa disuelta en el líquido extracelular circundante,
de forma que es fácilmente accesible a la célula. Además,
se almacena una pequeña cantidad de hidratos de carbono en
las células en forma de glucógeno, que es un polímero insoluble
de glucosa que se puede despolimerizar y usar rápidamente
para aportar la energía que necesitan las células.
Estructura Física De La Célula.
La célula no es una simple bolsa de líquido, enzimas y productos
químicos, también contiene estructuras físicas muy
organizadas que se denominan orgánulos intracelulares. La
naturaleza física de cada orgánulo es tan importante como
lo son los componentes químicos para las funciones de la
célula. Por ejemplo, sin uno de los orgánulos, la mitocondria,
más del 95% de la energía de la célula que se libera de los
nutrientes desaparecería inmediatamente. En la figura 2-2 se
muestran los orgánulos más importantes y otras estructuras
de la célula.
Estructuras membranosas de la célula.
La mayoría de los orgánulos de la célula están cubiertos por
membranas compuestas principalmente por lípidos y proteínas.
Estas membranas son la membrana celular, la membrana
nuclear, la membrana del retículo endoplásmico y las membranas
de la mitocondria, los lisosomas y el aparato de Golgi.
Los lípidos de las membranas proporcionan una barrera
que impide el movimiento de agua y sustancias hidrosolubles
desde un compartimiento celular a otro, porque el agua
no es soluble en lípidos. No obstante, las moléculas proteicas
de la membrana suelen atravesar toda la membrana proporcionando
vías especializadas que a menudo se organizan en
poros auténticos para el paso de sustancias específicas a través
de la membrana. Además, muchas otras proteínas de la
membrana son enzimas que catalizan multitud de reacciones
químicas diferentes, que se comentarán en este y en capítulos
sucesivos.
Membrana celular.
La membrana celular (también denominada membrana
plasmática), que cubre la célula, es una estructura elástica,
fina y flexible que tiene un grosor de tan sólo 7,5 a 10 nm.
Está formada casi totalmente por proteínas y lípidos, con una
composición aproximada de un 55% de proteínas, un 25% de
fosfolípidos, un 13% de colesterol, un 4% de otros lípidos y un
3% de hidratos de carbono.
La barrera lipídica de la membrana celular impide
la penetración del agua.
Su estructura básica
consiste en una bicapa lipídica, una película fina de doble
capa de lípidos, cada una de las cuales contiene una sola
molécula de grosor y rodea de forma continua toda la
superficie celular. En esta película lipídica se encuentran
intercaladas grandes moléculas proteicas globulares.
La bicapa lipídica básica está formada por moléculas de fosfolípidos.
Un extremo de cada molécula de fosfolípido es soluble
en agua, es decir, es hidrófilo, mientras que el otro es soluble
sólo en grasas, es decir, es hidrófobo. El extremo fosfato del fosfolípido
es hidrófilo y la porción del ácido graso es hidrófoba.
Como las porciones hidrófobas de las moléculas de fosfolípidos
son repelidas por el agua, pero se atraen mutuamente
entre sí, tienen una tendencia natural a unirse unas
a otras en la zona media de la membrana. Las porciones hidrófilas de fosfato constituyen
entonces las dos superficies de la membrana celular
completa que están en contacto con el agua intracelular en
el interior de la membrana y con el agua extracelular en la
superficie externa.
La capa lipídica de la zona media de la membrana es impermeable
a las sustancias hidrosolubles habituales, como iones,
glucosa y urea. Por el contrario, las sustancias hidrosolubles,
como oxígeno, dióxido de carbono y alcohol, pueden penetrar
en esta porción de la membrana con facilidad.
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