Energética de la contracción muscular
Generación de trabajo durante la contracción muscular.
Cuando un músculo se contrae contra una carga realiza un
trabajo. Esto significa que se transfiere energía desde el músculo
hasta la carga externa para levantar un objeto hasta una
mayor altura o para superar la resistencia al movimiento.
En términos matemáticos el trabajo se define mediante la
siguiente ecuación:
T = C × D
Donde T es el trabajo generado, C es la carga y D es la distancia
del movimiento que se opone a la carga. La energía
necesaria para realizar el trabajo procede de las reacciones
químicas de las células musculares durante la contracción,
como se describe en las secciones siguientes.
Fuentes de energía para la contracción muscular.
Ya hemos visto que la contracción muscular depende de la
energía que aporta el ATP. La mayor parte de esta energía es
necesaria para activar el mecanismo de cremallera mediante
el cual los puentes cruzados tiran de los filamentos de actina,
aunque son necesarias cantidades pequeñas para: 1) bombear
iones calcio desde el sarcoplasma hacia el interior del
retículo sarcoplásmico después de que haya finalizado la contracción
y 2) para bombear iones sodio y potasio a través de
la membrana de la fibra muscular para mantener un entorno
iónico adecuado para la propagación de los potenciales de
acción de la fibra muscular.
La contracción de ATP en la fibra muscular, de aproximadamente
4 milimolar, es suficiente para mantener la contracción
completa durante sólo 1 a 2s como máximo. El ATP se
escinde para formar ADP, que transfiere la energía de la molécula
de ATP a la maquinaria contráctil de la fibra muscular.
Después, como se describe en el capítulo 2, el ADP se vuelve a
fosforilar para formar nuevo ATP en otra fracción de segundo,
lo que permite que el músculo mantenga su contracción. Hay
varias fuentes de energía para esta nueva fosforilación.
La primera fuente de energía que se utiliza para reconstituir
el ATP es la sustancia fosfocreatina, que contiene un enlace fosfa -
to de alta energía similar a los enlaces del ATP. El enlace fosfato
de alta energía de la fosfocreatina tiene una cantidad ligeramente mayor de energía libre que la de cada uno de los enlaces del ATP,
como se analiza con más detalle en los capítulos 67 y 72. Por
tanto, la fosfocreatina se escinde inmediatamente y la energía
que se libera produce el enlace de un nuevo ion fosfato al ADP
para reconstituir el ATP. Sin embargo, la cantidad total de fosfocreatina
en la fibra muscular también es muy pequeña, sólo
aproximadamente cinco veces mayor que la de ATP. Por tanto,
la energía combinada del ATP y de la fosfocreatina almacenados
en el músculo es capaz de producir una contracción muscular
máxima durante sólo 5 a 8s.
La segunda fuente importante de energía, que se utiliza
para reconstituir tanto el ATP como la fosfocreatina, es la
«glucólisis» del glucógeno que se ha almacenado previamente
en las células musculares. La escisión enzimática rápida del
glucógeno en ácido pirúvico y ácido láctico libera energía que
se utiliza para convertir el ADP en ATP; después se puede
utilizar directamente el ATP para aportar energía a la contracción
muscular adicional y también para reconstituir los
almacenes de fosfocreatina.
La importancia de este mecanismo de glucólisis es doble.
Primero, las reacciones glucolíticas se pueden producir incluso
en ausencia de oxígeno, de modo que se puede mantener la
contracción muscular durante muchos segundos y a veces
hasta más de un minuto, aun cuando no se disponga de aporte
de oxígeno desde la sangre. Segundo, la velocidad de formación
de ATP por el proceso glucolítico es aproximadamente
2,5 veces más rápida que la formación de ATP en respuesta
a la reacción de los nutrientes celulares con el oxígeno. Sin
embargo, se acumulan tantos productos finales de la glucólisis
en las células musculares que la glucólisis también pierde
su capacidad de mantener una contracción muscular máxima
después de aproximadamente 1min.
La tercera y última fuente de energía es el metabolismo
oxidativo. Esto supone combinar oxígeno con los productos
finales de la glucólisis y con otros diversos nutrientes celulares
para liberar ATP. Más del 95% de toda la energía que
utilizan los músculos para la contracción sostenida a largo
plazo procede de esta fuente. Los nutrientes que se consumen
son carbohidratos, grasas y proteínas. Para una actividad
muscular máxima a muy largo plazo (durante un período
de muchas horas) la mayor parte de la energía procede con
mucho de las grasas, aunque durante períodos de 2 a 4h
hasta la mitad de la energía puede proceder de los carbohidratos
almacenados.
Los mecanismos detallados de estos procesos energéticos
se analizan en los capítulos 67 a 72. Además, en el capítu -
lo 84, sobre fisiología del deporte, se analiza la importancia de
los diferentes mecanismos de liberación de energía durante
la realización de diferentes deportes.
Eficiencia de la contracción muscular. La eficiencia de una
máquina o de un motor se calcula como el porcentaje del aporte
de energía que se convierte en trabajo en lugar de en calor. El porcentaje
de aporte energético al músculo (la energía química de los
nutrientes) que se puede convertir en trabajo, incluso en las mejores
condiciones, es menor del 25%, y el resto se convierte en calor.
La razón de esta baja eficiencia es que aproximadamente la mitad
de la energía de los nutrientes se pierde durante la formación del
ATP, y que incluso en este caso sólo el 40-45% de la energía del
propio ATP se puede convertir posteriormente en trabajo.
Sólo se puede conseguir la eficiencia máxima cuando el músculo
se contrae a una velocidad moderada. Si el músculo se contrae
Figura 6-11 Relación entre la carga y la velocidad de contracción
de un músculo esquelético que tiene una sección transversal de
1cm2
y una longitud de 8cm.
Capítulo 6 Contracción del músculo esquelético
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Unidad II
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lentamente o sin ningún movimiento, se liberan pequeñas cantidades
de calor de mantenimiento durante la contracción, incluso
si se realiza un trabajo pequeño o nulo, reduciendo de esta manera
la eficiencia de la conversión a un valor tan pequeño como cero.
Por el contrario, si la contracción es demasiado rápida se utilizan
grandes proporciones de la energía para superar la fricción viscosa
del interior del propio músculo y esto, también, reduce la eficiencia
de la contracción. Habitualmente se desarrolla una eficiencia
máxima cuando la velocidad de contracción es de aproximadamente
el 30% de la velocidad máxima.
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