El ciclo cardíaco
Los fenómenos cardíacos que se producen desde el comienzo
de un latido cardíaco hasta el comienzo del siguiente se denominan
ciclo cardíaco. Cada ciclo es iniciado por la generación
espontánea de un potencial de acción en el nódulo sinusal. Este nódulo está localizado
en la pared superolateral de la aurícula derecha, cerca del orificio
de la vena cava superior, y el potencial de acción viaja
desde aquí rápidamente por ambas aurículas y después a través
del haz AV hacia los ventrículos. Debido a esta disposición
especial del sistema de conducción desde las aurículas
hacia los ventrículos, hay un retraso de más de 0,1 s durante
el paso del impulso cardíaco desde las aurículas a los ventrículos.
Esto permite que las aurículas se contraigan antes de
la contracción ventricular, bombeando de esta manera sangre
hacia los ventrículos antes de que comience la intensa contracción ventricular. Por tanto, las aurículas actúan como
bombas de cebado para los ventrículos, y los ventrículos a su
vez proporcionan la principal fuente de potencia para mover
la sangre a través del sistema vascular del cuerpo.
Diástole y sístole.
El ciclo cardíaco está formado por un período de relajación
que se denomina diástole, seguido de un período de contracción
denominado sístole.
La duración del ciclo cardíaco total, incluidas la sístole y la
diástole, es el valor inverso de la frecuencia cardíaca. Por ejemplo,
si la frecuencia cardíaca es de 72 latidos por minuto, la
duración del ciclo cardíaco es de 1/72 latidos por minuto, aproximadamente
0,0139min por latido, o 0,833s por latido.
La Imagen 9-6 muestra los diferentes acontecimientos que
se producen durante el ciclo cardíaco para el lado izquierdo
del corazón. Las tres curvas superiores muestran los cambios
de presión en la aorta, en el ventrículo izquierdo y en la aurícula
izquierda, respectivamente. La cuarta curva representa
los cambios del volumen ventricular izquierdo, la quinta el
electrocardiograma y la sexta un fonocardiograma, que es
un registro de los ruidos que produce el corazón (principalmente
las válvulas cardíacas) durante su función de bombeo.
Es especialmente importante que el lector estudie en detalle
esta figura y que comprenda las causas de todos los acontecimientos
que se muestran.
Efecto de la frecuencia cardíaca en la duración del
ciclo cardíaco. Cuando aumenta la frecuencia cardíaca, la
duración de cada ciclo cardíaco disminuye, incluidas las fases
de contracción y relajación. La duración del potencial de
acción y el período de contracción (sístole) también decrece,
aunque no en un porcentaje tan elevado como en la fase
de relajación (diástole). Para una frecuencia cardíaca normal de 72 latidos por minuto, la sístole comprende aproximadamente
0,4 del ciclo cardíaco completo. Para una frecuencia cardíaca
triple de lo normal, la sístole supone aproximadamente 0,65
del ciclo cardíaco completo. Esto significa que el corazón que
late a una frecuencia muy rápida no permanece relajado el
tiempo suficiente para permitir un llenado completo de las
cámaras cardíacas antes de la siguiente contracción.
Relación del electrocardiograma con el ciclo cardíaco.
El electrocardiograma de la figura 9-6 muestra las ondas P,
Q, R, S y T, que se analizan en los capítulos 11, 12 y 13. Son
los voltajes eléctricos que genera el corazón, y son registrados
mediante el electrocardiógrafo desde la superficie del
cuerpo.
La onda P está producida por la propagación de la despolarización
en las aurículas, y es seguida por la contracción
auricular, que produce una ligera elevación de la curva
de presión auricular inmediatamente después de la onda P
electrocardiográfica.
Aproximadamente 0,16 s después del inicio de la onda P,
las ondas QRS aparecen como consecuencia de la despolarización
eléctrica de los ventrículos, que inicia la contracción
de los ventrículos y hace que comience a elevarse la presión
ventricular, como también se muestra en la figura. Por tanto,
el complejo QRS comienza un poco antes del inicio de la sístole
ventricular.
Finalmente, en el electrocardiograma se observa la onda
T ventricular, que representa la fase de repolarización de
los ventrículos, cuando las fibras del músculo ventricular
comienzan a relajarse. Por tanto, la onda T se produce un
poco antes del final de la contracción ventricular.
Función de las aurículas como bombas de cebado.
La sangre normalmente fluye de forma continua desde las
grandes ventas hacia las aurículas; aproximadamente el 80%
de la sangre fluye directamente a través de las aurículas hacia
los ventrículos incluso antes de que se contraigan las aurículas.
Después, la contracción auricular habitualmente produce
un llenado de un 20% adicional de los ventrículos. Por tanto,
las aurículas actúan simplemente como bombas de cebado
que aumentan la eficacia del bombeo ventricular hasta un
20%. Sin embargo, el corazón puede seguir funcionando en
la mayor parte de las condiciones incluso sin esta eficacia de
un 20% adicional porque normalmente tiene la capacidad
de bombear entre el 300 y el 400% más de sangre de la que
necesita el cuerpo en reposo. Por tanto, cuando las aurículas
dejan de funcionar es poco probable que se observe esta diferencia
salvo que la persona haga un esfuerzo; en este caso de
manera ocasional aparecen síntomas agudos de insuficiencia
cardíaca, especialmente disnea.
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